jueves, 7 de agosto de 2008

Mis viajes a Cartagena

Hacen ya mucho años!

De mis viejos viajes a Cartagena,
con los que eran bosques frondosos,
mi niñez revoloteaba y se colgaba
de los arboles para luego enterrarse
en lo mas profundo del follaje
que yacía de inmensos Pinos.

El aire era otro de grandes estímulos;
todo húmedo,
todo azul,
todo austral,
todo gigante.

Caminatas surcando
cerros y quebradas llenos de Eucaliptos,
Zarzas y Boldos,
vinieron a acompañar
mi infancia pelusa.

Y la mano de mi Padre tomando la mía
con toda su fuerza estelar,
con todos los miramientos amplios,
con su cabeza calva por los pocos años que vivió.

Y mi Madre friendo pescado,
horneando el pan, mis hermanos
martillando las tablas
que nos iban a servir
como guarida estival.

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